Eduardo Arroyo (1989) «Carmen Amaya».

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Esta intervención artístico-pedagógica surge a partir de la obra Carmen Amaya (1989) del artista Eduardo Arroyo.

La obra es una escultura de bronce policromada, realizada a partir del modelado de la pieza en cera y posteriormente fundida con un acabado en tonos tierra. La obra representa, mediante hendiduras en el material, el rostro de la bailaora de flamenco Carmen Amaya.

La propuesta tiene como objetivo de trabajar los aspectos formales y conceptuales de la obra de referencia: se trabaja sobre el concepto de rostro mediante las técnicas del modelado en arcilla y el dibujo.

Esta propuesta consta de dos intervenciones:

Previamente a las intervenciones de los visitantes, se hace un ejercicio de observación de la obra y un pequeño debate sobre la pieza.

La primera acción consiste en dibujar el rostro de un compañero en un mural de papel fabriano de unas dimensiones de 1’20 x 1,50 cm. En esta acción se trabaja sobre los conceptos del dibujo: línea y superposición.

La segunda acción del visitante consiste en intervenir una teja de arcilla a través del dibujo y/o modelado creando un rostro en ellas, para ello se utilizan elementos como: agua, esponjas y palillos. El resultado de cada visitante se coloca alrededor de un tronco de árbol formando un tejido mediante la superposición de tejas que nos evoca el recuerdo de los volantes de un vestido de flamenca, estableciendo un diálogo conceptual y formal entre la obra escultórica de Arroyo y la obras escultórica que los visitantes construyen.

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